martes, 12 de septiembre de 2017

ADIÓS AL AMIGO

"Tener un amigo no es cosa de la que pueda ufanarse todo el mundo". 
Antoine de Saint-Exupery 

Leonardo de Constantino nos comparte este bello texto en memoria de un amigo que partió. 
"Quiero recordar públicamente a un amigo pues creo que su ejemplo edifica a muchos".

Foto de: Leonardo de Constantino

Por estos días se cumple un aniversario más de su viaje definitivo. El viaje postrero de un ser vivo, muy vivo ( no en el sentido paisa ) que se murió de ganas de vivir, haciendo una de las cosas que más le gustaba, el senderismo, en la parte alta de la montaña que vemos a la derecha en la foto.

Con él acosumbré, en una época de mi vida, salir semanalmente a caminar, a trochar por las montañas aledañas al Valle de Aburrá. Las Baldías un día, el Romeral otro día, Aguasfrías, Piedras Blancas, o cualquier día, Alvernia, el mismo Manzanillo, el alto de la Polka, el Quitasol, Boquerón, Padre Amaya.... Me enseñó este amigo a amar mejor esta tierra. 

Era un deporte más del alma que del cuerpo.

A la cumbre que nunca fuimos fue al Escobero, a la derecha en la foto. Esa quedó pendiente. Y por allí tuvo su cita con su viaje definitivo. Por andariego y curioso, por descubrir nuevos caminos, perdió EL camino.

Literalmente "lo cogió la noche" y "lo agarró el frío". Caminaba y caminaba en la oscuridad para conservar su vida, y el calor de su cuerpo en ese casi páramo, y así se encontró con el manto de la noche y con el abrazo frío de la muerte.

"¿Hermano cuando volvés pues de Francia para que vamos caminar a una montaña de esas?", fue la última conversación telefónica que tuvimos. Me lo dijo con su sonoro acento paisa. Unos días después cayó como una semilla en la tierra, para crecer como un árbol. Cayó a un abismo oscuro, como oscuro e incierto es el abismo de la muerte. "Aunque camine por cañadas oscuras nada temo".

La hierba ha sido por antonomasia el símbolo del reposo, la apacibilidad y el descanso. Ahora su cuerpo descansa y yace en un cementerio de Aburrá, donde tomé la foto ( lugar que paradójicamente fue una finca donde vivieron mis abuelos y y tíos por un tiempo). 

Allí su cuerpo fertiliza este bello árbol, frondoso y amable como este querido amigo, hermano del alma, fecundo como su recuerdo fecunda y enriquece, hoy como ayer, la vida de muchas personas con su amistad, simpatía, rectitud, capacidad de escucha y de consejo. Además de su discreta ayuda a gente necesitada.

Él siempre supo que la maldad y la mentira existe, que hay gente, aún cercana, que no es de fiar. Pero su optimismo, su amabilidad nunca le hizo perder su alegría y generosidad. Mordaz y a la vez amable. Franco y a la vez servicial. Profundo y a la vez sencillo. Fue un hombre muy sociable pero profundamente libre.

Gracias a monsieur Vélez por su amistad. Gracias por enseñarme que en la vida se puede tener amigos, imperfectos como vos y yo, pero amigos. Que la lealtad existe, en un mundo donde la gente muchas veces no tiene amigos sino intereses o soledades acompañadas.

Hoy una amiga muy querida de él me compartió un poema qué él mismo escribió mucho antes de su muerte y que de manera impresionante, misteriosa, bella y conmovedora la anuncia:

"Y en mi noche postrera solitaria y oscura emprenderé un camino que yo nunca soñé... Y en el hondo silencio del bosque en la espesura, hundido en una fuente, en Dios descansaré".

Leonardo de Constantino.

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