jueves, 26 de enero de 2017

EL MURO


“Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes”
(Isaac Newton)

Ahora que al presidente Donald Trump se la ha ocurrido construir un muro en la zona fronteriza con México con una extensión de 3.144 kilómetros, y que además quiere que su costo sea cubierto por su vecino, recuerdo un incidente que tuvimos con el señor de la casa de al lado.

Resulta que al vecino se le ocurrió construir un piso más, y sin mediar informe ni autorización alguna comenzaron a levantar la obra. Como las terrazas de ambas casas tenían diferente nivel resolvió levantar el muro medianero sobre nuestra terraza ocasionando grietas y desbarajustes en nuestra casa.

No hubo poder alguno para que desistiera de su abusivo comportamiento. Hacía poco le habíamos puesto a los muros medianeros del solar y de una terraza interior unos lagrimales para evitar que se mancharan las paredes; y este señor sin que nos enteráramos resolvió retirarlos y apoderarse de ellos.

Pueden imaginarse las incomodidades y los disgustos que sufrimos durante el tiempo que tardó esa construcción. Ruido de martilleos desde el amanecer hasta el anochecer, polvo y tierra por doquier. Hasta que terminaron y pensamos que había llegado el momento de la paz. 

Cuan equivocados estábamos. Una mañana sonó el timbre de la casa y al abrir la puerta estaba el vecino con cara de pocos amigos y con una factura en la mano reclamando un dinero, que según él, debíamos darle por “mejoras”.
No sobra decir que inmediatamente lo mandé a freír espárragos.

Hay gente que nació para importunar, molestar, acosar, acribillar, abusar, apestar, asaetear, asediar, atafagar, atosigar, brear, cansar, cargar, chingar, jeringar, jorobar, crucificar, fastidiar, fregar, incitar,  incordiar, insistir, machacar, majar, marear, martillear, martirizar, mosconear, perseguir, porfiar. Y hay más palabras para describir a esta indeseable ralea de malos vecinos que desafortunadamente abundan, pero que me abstengo de escribirlas aquí por ser muy fuertes.

El asunto es que no hay razón ni sustento legal para que nadie tenga que pagar el muro que levante el vecino para su propio disfrute o beneficio.  

Al comprar una casa, piensa en el vecino que adquirirás con ella.
(Proverbio)

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